martes, 16 de noviembre de 2010

El claro hecho de que en ocasiones un "nada" puede convertirse en "todo".

ELLA, una chica corriente la cual no destacaba por ser la más bella si no por tener una sonrisa deslumbrante. Sabía el momento exacto para sonreír y hacer que todo el mundo sonriera con ella. Muchos decían que tenía un don en cambio otros simplemente se limitaban a admirarla en silencio, ya que no sabían describir toda la felicidad que desprendía con su sonrisa mediante palabras.

ÉL, al igual que ELLA un chico corriente. A diferencia de ELLA, ÉL no destacaba por nada, pero sí conseguía ser el centro de todas las miradas cada vez que paseaba por la calle. Toda mujer estaba ansiosa por estar con ÉL, le conocieran o no.

Un día como otro cualquiera, ambos chocaron. ÉL la miró y ELLA bajó la mirada y simplemente se limitó a sonreír por lo bajo. Siguió caminando con la esperanza de que ÉL no la estuviese mirando pero se equivocó. A medida que caminaba pudo ver de reojo como ÉL no le quitaba la vista de encima. Ambos se detuvieron, frenaron en seco, se dieron la vuelta y se saludaron. Los dos sonrieron y se dieron los teléfonos y los correos electrónicos y se despidieron con un “nos mantenemos en contacto”.

Pasan los días e incluso las semanas. No se volvieron a ver. La tristeza que ambos sentían contagiaba a cualquiera que les rodeara. Cada minuto que pasaba hacía que se echasen más de menos el uno al otro pese a que no se conocían.

Se llamaron, se enamoraron y empezaron una historia de amor que muchos envidiaban. Paseaban de la mano por el parque y eran el centro de todas las miradas y se besaban sin importar el tiempo. Se amaban como nunca nadie se había amado. Cada mañana se levantaban con miedo a que todo terminase hasta que el miedo al fin se hizo dolor. ÉL se fue sin decir nada, tan sólo dejando una nota que ponía:

“Quizás el simple hecho de que me vaya de esta casa, antes tuya y ahora nuestra y en un futuro nuevamente tuya o de quien de nuevo te enamores, te produzca tristeza. Entenderé que llores con el paso de las horas cuando yo no esté pero es lo mejor para ambos.

Sé que te sentirás culpable por mi marcha y no deberías. La culpa ha sido mía, he intentado quererte y lo conseguí, pero te mentí. Te quiero a ti pero estoy enamorado de otra. Espero que puedas perdonarme y me recuerdes, no como el chico que te utilizó si no por el chico que te hizo feliz durante unos meses, aunque esa felicidad fuera provocada por mentiras.“

Leyó la nota con lágrimas en los ojos. Se sentó e intentó llorar. No podía. Sentía un dolor invisible que nadie podía apreciar a simple vista.

Había desaparecido. Se había esfumado… ELLA no conseguía entender porque cuando las cosas no podían ir mejor a su lado ÉL decidió marcharse.

El reloj marcaba las 12:00 h y cuando le parecía que había pasado una hora, el reloj todavía marcaba las 12:03 h.

Semanas transcurrieron sin el aroma de ÉL entre las sábanas y con el aroma de las lágrimas provocadas por la impotencia y la culpabilidad de su marcha. Una marcha absurda que a ELLA le hizo pensar si era lo mejor para ambos o para ÉL.

Quiso volver a empezar y no pudo. No pudo soportar tanto dolor y lloró durante casi todo un día. Apagó su teléfono móvil y se mantuvo ausente de la civilización durante varias semanas. La rabia que sentía al pensar que ÉL ya no la recordaría y ahora fuese otra la que ocupase su lugar la invadía completamente de tristeza.

(2 meses más tarde)

Alguien tocó su puerta. No tenía ni la menor idea de quién podía ser y le vio. Seguía tan hermoso como siempre, incluso más. Contuvo las lágrimas y simplemente se limitó a preguntarle “¿qué quieres?” y ÉL no supo contestarle con palabras y lo hizo con un beso. Por un momento ELLA creía haber olvidado esos besos pero se equivocaba. No podía olvidar los besos que la habían hecho feliz durante tantos meses. El beso no duró mucho y pese a que ELLA deseaba con todo su ser invitarlo a pasar a su casa, aquella en la que había vivido con ÉL tantas caricias y noches de pasión y desenfreno en las cuales no importaba el tiempo, se mantuvo firme y le dijo de nuevo “¿qué quieres?”. ÉL respondió con un “me equivoqué” y ELLA rompió a llorar. Mentía. Podía ver la mentira en sus ojos.

Cerró la puerta de su casa y pensó para si misma que si de verdad ÉL creía que se había equivocado volvería para rectificar su error no con palabras si no con hechos.

Y de nuevo los meses pasaban y las hojas del calendario caían. El otoño llegó, y con el la noticia de que posiblemente en unos meses llegaría un nuevo ser al mundo.

Esa noticia debería de haberla alegrado pero no fue así. La idea de pensar que en tan sólo unos meses tendría un hijo hacía que por momentos intentase echarse atrás pero no lo hizo porque sabía que podría, pese a que ÉL le había robado lo más preciado que tenía, su corazón. Pero todavía le quedaba algo muy importante que ella llamaba “orgullo” y fue entonces cuando levantó su cabeza y pensó “es el momento de afrontar la vida que me queda sin pensar en el pasado. Sin pensar en ÉL y en lo que me ha pisoteado. Sin pensar en todo el daño y pensando simplemente en mí, en mi felicidad y en la de mi hijo…”

viernes, 12 de noviembre de 2010

Miedo a actuar, miedo a absolutamente todo lo que me rodea y lo que no...


No busco que me ayuden ni que me levanten cada vez que me caigo, creo que yo misma soy capaz de hacerlo sin tener que pedirle a alguien que lo haga por mí pudiendo yo. De nada sirve que escriba estas líneas si no me las aplico, lo sé, pero al fin y al cabo sigo siendo una niña en el cuerpo de casi una mujer, y como muchos saben las niñas en ocasiones no saben lo que hacen, al igual que yo. Cuanto tiempo me he arrepentido de mis actos y estoy segura de que seguiré haciéndolo. No he sido capaz de pasar página desde que tengo memoria y dudo que lo haga en un futuro próximo. No es por el simple hecho de querer o no querer es por poder. Quizás pueda pero no salga de mí poder. Quién sabe, la verdad la vida da muchas vueltas al fin y al cabo y por ello al final acabo mareada, no por no saber que quiero si no porque no afronto la vida como debería de afrontarla, porque soy valiente y los valientes no callan y yo callo más que nadie...

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Que tontos, que locos aquellos que buscan de mí unas palabras que les digan algo...


Si me conocieran de verdad sabrían que mis silencios dicen todo y mis palabras nada.

Todavía no sé muy bien si hablo con cabeza o con corazón.

Sin saber porque empiezo a pensar que "siempre" es demasiado tiempo. No me gusta pensar así tratándose de amor porque no me gusta hacer daño pero no se trata del amor en sí en esta ocasión, si no del tiempo perdido en él.


Vivan las noches de locura y desenfreno y sus consecuencias.


Pese a todo todavía recuerdo aquella noche y aunque haya pasado demasiado tiempo, pero no el suficiente como para olvidarla, la califico como la noche más increíble y mágica de todas. Lo que tenía que haber sido una noche como otra cualquiera terminó siendo un disparate, pero un disparate maravilloso. Recuerdo como todo el mundo nos observaba chicas, chicos, amigos de confianza que pasaban por allí, amigos de no tanta confianza, conocidos... Nadie nos quitaba el ojo de encima. Nunca me había gustado ser el centro de atención hasta entonces. No me sentía alguien superior pero me sentía feliz y estaba gozando de aquel momento como si fuera el último, aunque algo en mi interior decía que no lo sería. Algunas de las personas que nos observaban se limitaban simplemente a mirar en cambio otras miraban y en cambio cuchicheaban y rumoreaban. No llegué a escuchar todo aquello que decían pero estoy segura de que no tendrán ni idea de lo que hablan, dado que sólo Él y yo sabemos con certeza todo lo que escondía aquel beso.

martes, 2 de noviembre de 2010

Jamás te recordé porque yo nunca te olvidé.

No pretendo engañarme de nada, ni auto convencerme de nada. Sé lo que soy, una orgullosa y que esta orgullosa te echa de menos. Esta orgullosa echa de menos momentos, fotografías, llantos, risas. Esta orgullosa será rencorosa y tendrá muchos defectos pero ante todo no olvida y sabe perdonar. Sabe perdonar cualquier error y se arrepiente de muchas cosas. Puede que el arrepentimiento ahora ya no sirva de nada después de tanto tiempo, después de tantos meses, de tantos años, pero son demasiadas cosas, demasiados años. Y hay algo de lo que estoy segura, y es que los buenos momentos nunca se olvidan. ¿Qué viva mi orgullo? Me parece que no ... Este es el orgullo que me mata cada día. El orgullo que hace que me arrepienta más de cada error, el orgullo que me separa de lo que quiero, el error que provoca que me entristezca ... El orgullo que me invade interiormente y exteriormente. Cada día es más difícil pasear por la calle con la cabeza alta sin pensar en todos eses momentos y lo más triste de todo es que la orgullosa que dice ser una luchadora se derrumba en cuanto abre el perfil de tu tuenti o simplemente observa una fotografía hecha un día concreto contigo. La verdad es que no sé muy bien porque estoy escribiendo esto, ahora mismo tendría que estar en cama, reposando ya que mañana me espera un día bastante duro. Durante muchos meses he intentado engañarme pero no ha servido de nada. El engaño sólo ha empeorado las cosas y ha provocado que ahora esté aquí escribiendo mis sentimientos como una auténtica gilipollas en vez de arreglar todo esto.


Dijiste que era para siempre pero no sé si por suerte o por desgracia, tú ya no estás hoy.

¿Qué quieres que te diga?¿Qué ha pasado tiempo y sigo sintiendo lo mismo? ¿Qué son 24 horas al día y cada una de ellas las paso pensando en ti? ¿Qué no te puedo sacar ni un segundo de mi cabeza? ¿Qué se me cae el mundo encima cuando pienso que esto se va a acabar yendo a la mierda? ¿Qué cada vez que recuerdo algún buen momento se me sale una sonrisa descontrolada de mi cara? ¿Qué es imaginar que te veo con otra y caérseme las lagrimas? ¿Qué quieres que te diga? ¿Qué te quiero? ¿Qué todo lo que he hecho es por toda esta mierda? ¿Qué quieres? ¿Qué te diga que pienso me estoy enamorando? ¿Qué pienso que ya lo estoy..? ¿Qué me arrepiento de toda y cada una de las palabras que salieron de mi boca? ¿Quieres que te diga todo eso? Pues sí, pienso que me estoy enamorando o más bien pienso que estoy enamorada. Pienso que son 24 horas al día las que te tengo dentro de mí, pienso que empiezo a encontrarme rara derramando lágrimas por alguien, y siento.. siento miedo al encontrarme sola para enfrentarme a todo.


Podré soportar el simple hecho de que te hayas ido de mi vida, al fin y al cabo tampoco duele tanto.

Si de verdad crees que esto merece la pena dime que no has pensado en mí cuando la besabas a ella, dime que no echas de menos hacer el amor conmigo, dime que no echas de menos mi olor, dime que no añoras despertarte por la mañana y ver un mensaje mío, dime que cuando le dices a ella que la quieres no piensas en que me traicionas, dime que no piensas en mí cada vez que la tocas o la acaricias, dime que no mentías cuando me mirabas durante horas y me susurrabas mil y un “te quiero”, dime que no añoras también mis ataques de celos y ser mi protector las 24h del día, pero sobre todo dime si no echas de menos levantarte por la mañana y pensar “otro día más con ella” y luego llamarme inesperadamente para vernos y caminar juntos de la mano por la calle mientras el resto del mundo nos mira. Dime que no echas de menos todo eso… (Mentirías si dijeras que no es así)