martes, 2 de noviembre de 2010

Jamás te recordé porque yo nunca te olvidé.

No pretendo engañarme de nada, ni auto convencerme de nada. Sé lo que soy, una orgullosa y que esta orgullosa te echa de menos. Esta orgullosa echa de menos momentos, fotografías, llantos, risas. Esta orgullosa será rencorosa y tendrá muchos defectos pero ante todo no olvida y sabe perdonar. Sabe perdonar cualquier error y se arrepiente de muchas cosas. Puede que el arrepentimiento ahora ya no sirva de nada después de tanto tiempo, después de tantos meses, de tantos años, pero son demasiadas cosas, demasiados años. Y hay algo de lo que estoy segura, y es que los buenos momentos nunca se olvidan. ¿Qué viva mi orgullo? Me parece que no ... Este es el orgullo que me mata cada día. El orgullo que hace que me arrepienta más de cada error, el orgullo que me separa de lo que quiero, el error que provoca que me entristezca ... El orgullo que me invade interiormente y exteriormente. Cada día es más difícil pasear por la calle con la cabeza alta sin pensar en todos eses momentos y lo más triste de todo es que la orgullosa que dice ser una luchadora se derrumba en cuanto abre el perfil de tu tuenti o simplemente observa una fotografía hecha un día concreto contigo. La verdad es que no sé muy bien porque estoy escribiendo esto, ahora mismo tendría que estar en cama, reposando ya que mañana me espera un día bastante duro. Durante muchos meses he intentado engañarme pero no ha servido de nada. El engaño sólo ha empeorado las cosas y ha provocado que ahora esté aquí escribiendo mis sentimientos como una auténtica gilipollas en vez de arreglar todo esto.


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