lunes, 23 de agosto de 2010

Del amor al odio.

Tardé tiempo en darme cuenta de que él no era para mí. Quizás haya tardado más de lo debido pero al menos sé que ahora no entraré en su juego, ya que él ha pasado de serlo todo en mi vida a no ser nadie. Quiso que yo me derrumbara y llorara todos los días bajo mi almohada su regreso, pero en vez de eso consiguió que no le quisiera más. Él, el que disimuló los primeros días y finjió que yo no le importaba. Él, el que se fue con otra y me dejó de lado como había hecho otros meses atrás, hasta que al fin se dio cuenta de quién le quería de verdad... En el fondo siempre lo supo, pero intentó autoconvencerse de que no era así, pero él mismo cayó y terminó quedándose solo esperando a que yo volviera. Esperó y esperó hasta que una vez más se cansó y definitivamente me olvidó.

Lo reconozco, aún entonces yo no le había olvidado aún pero lo estaba intentando... Eché un pulso cabeza y corazón y esta vez pudo mi cabeza y no mi corazón. Me sentía orgullosa, ya había aprendido lo que era mejor para mí y lo que no y estaba claro que él no iba a ser nada bueno en mi vida. Fue justo entonces cuando todavía sin olvidarle comencé a odiarle, ya que creía que él no se merecía que le quisiera tanto.

Y así pasaron días, e incluso semanas hasta que me di cuenta de que el amor y el odio eran sentimientos y que en cambio la indiferencia no era nada.