martes, 18 de mayo de 2010

Confundí un adiós con un hasta luego.


Han pasado 24 horas desde aquel acontecimiento. ¿Qué como me siento? ¿Qué pregunta tan absurda no? Es más que evidente, mi rostro habla por sí sólo. A penas consigo gesticular porque la tristeza ya me ha invadido por completo y he perdido la sonrisa, bueno miento, me la han robado... Él se la ha llevado y consigo se ha llevado también mi orgullo, mis sentimientos y mi corazón. Ha tenido la poca decencia de llevarse todo lo bueno que quedaba de mí y sin consultármelo... Pero... ¿Qué podía hacer yo? Nada, absolutamente nada. Estoy segura de que nadie se hace a la idea de lo difícil que es intentar mantener en el olvido tantos recuerdos, tantas caricias, tantos deseos, tantos momentos inmortalizados en fotografías, tantos "te quiero"... Cuanto más pienso más me doy cuenta de que soy débil y de que durante todo este tiempo me he estado ocultando tras una máscara de chica fuerte, y ahora que ha llegado la hora de demostrar que puedo salir adelante con la cabeza bien alta y yo de cobarde prefiero quedarme llorando como una niña pequeña. ¿Sabéis? Me avergüenzo completamente de mi comportamiento ya que ni siquiera me molesto en intentar salir adelante cuando sé que puedo. Quizás el problema aquí sea que no quiero salir adelante sin él, ¿lo que puede llegar a hacer el amor verdad? Que me lo digan a mí... Llevo dos días detrás de una pantalla escribiendo mis sentimientos porque no sé muy bien a quién contarle como me siento porque es tan difícil de explicar... Es un dolor que ni la cabeza, ni el corazón entienden. Un dolor que sólo lo sufre y sabe lo muchísimo que duele aquella persona que lo está sintiendo.
Maldita sea, ¡no puedo hundirme! ¡No puedo! ¡Por mucho dolor que sienta tengo que salir adelante! ¡No tiene que ser tan complicado! Si él ha conseguido olvidarme tan facilmente, ¿por qué no puedo hacerlo yo? Ahora lo veo todo mucho más claro... Yo estoy enamorada... Enamorada y completamente de él... Y para mi intentar olvidarlo sería como intentar mentirme a mí misma de que no le quiero y no soportaría esa idea, o al menos no la soportaría OTRA VEZ MÁS...
Escrito por la cobarde, inútil y enamorada: ANDREA.

lunes, 17 de mayo de 2010

Historias de una tonta enamorada.

Durante mucho tiempo he estado preguntándome que pasaría si un día me levantase por la mañana y él no estuviera a mi lado. Sin saber ni cómo ni porqué una mañana como otra cualquiera me levanté y él ya no estaba conmigo. Había desaparecido. Se había esfumado. No podía entender porque cuando las cosas no podían ir mejor a su lado él decidió marcharse. Intenté autoconvencerme de que todo aquello no estaba pasando y apreté los ojos fuertemente, los cerré y de nuevo los abrí, como si estuviera esperando despertar de una pesadilla pero muy a mi pesar me desperté y él seguía sin estar conmigo. Fue entonces cuando me di cuenta de que le había perdido para siempre y de que él ya no era mío, ya no me pertenecía y de que quizás perteneciese a otra que no era yo... No podía soportar la idea de pensar que otra que no fuese yo le besase o incluso le abrazase o le dedicase una sonrisa. Llamadme egoísta, egocéntrica o lo que queráis, pero el simple hecho de pensar que quizás mientras yo estoy aquí detrás de una pantalla escribiendo mis sentimientos, él esté abrazado a otra que no soy yo me hace sentirme inútil y estúpida. No sabría muy bien como describir ese dolor. Es un dolor indescriptible, indefinible e invisible. Es un dolor que no hiere, pero que sí mata. Un dolor que hace que los minutos y las horas sin él se hagan interminables. Un dolor que la única reacción que provoca en mí es la de llorar. ¿Por qué? Cuántas veces a lo largo de este largo día me he preguntado por qué sin obtener respuesta... Aunque quizás la pregunta no sea "¿por qué?" si no "¿cómo?". ¿Cómo después de tantas tardes, tantas caricias y tanto luchar para estar el uno con el otro al final todo haya acabado en nada? ¿Cómo ha podido suceder? Pero una vez más el silencio ronda por mi habitación y también por mi cabeza, dejándome así sin una respuesta. Ahora ya no puedo hacer nada, absolutamente nada... Él me lo dejó muy claro con sus palabras breves pero directas "conmigo ya no tienes nada que hacer" y yo como buena chica que soy asiento con la cabeza y me voy con alguna que otra lagrimilla en los ojos provocada por la decepción y por la rabia que siento al pensar que ahora ya no formo parte de su vida y que quizás ahora sea otra cualquiera la que forme parte de su vida. Quizás esto sea un "volver a empezar" pero yo no quiero empezar nada si no es con él. Porque él era el chico perfecto, el chico de cabellos rubios y sonrisa perfecta que se encargaba de protegerme del día a día. El chico que decidió empezar una historia de amor conmigo pero que decidió terminar porque creía que su chica se reía de él cuando ella lo único que hacía era reírse sí, pero del día a día... Reírse porque el mayor motivo para reírse era él.