martes, 16 de abril de 2013

Las dudas aparecieron, y tomaron la decisión de quedarse conmigo...


¿Sabéis? Las dudas aparecen sin avisar. Nunca llaman a la puerta para preguntar si pueden pasar, se limitan a entrar silenciosamente para que no las escuchemos e intentan no hacer notar su presencia. Sin embargo, están ahí; en verdad, siempre han estado ahí; nunca se han ido y siempre han intentado hacerle frente a la razón para enfrentarse con el corazón. 
Por desgracia, las dudas no son como las palabras, que al fin y al cabo se las lleva el viento. Las dudas, permanecen ahí en silencio, haciéndose notar en los momentos en los que no es suficiente con la razón... Y es justo entonces cuando interviene el corazón, al cual intentamos engañar de todas las maneras posibles, casi siempre en vano, ya que es él quien finalmente acaba venciendo la batalla; una batalla inevitable en la que los sentimientos se convierten en una montaña rusa que jamás tiene un punto medio, que siempre se mantiene o en lo más alto, o en lo más bajo. 

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