lunes, 28 de marzo de 2011

Quererte sí, pero en silencio.

Nunca supuso un problema para mí ser sincera hasta que apareciste tú. Nunca sé que piensas ni tampoco sé cuando debo creerme tus palabras bonitas. Te pregunto si mientes y dices que no es así, pero le has dicho lo mismo a otras muchas. Perdóname por no creerte, por intentar entenderte, por quererte… Mi intención nunca fue la de quererte, ¡te lo prometo! Me gustaría no hacerlo pero cada día que pasa lo hago un poco más. No sé si es porque me estoy dejando llevar, quién lo sabe… Nadie lo sabe con certeza.

No te mereces mi querer, por eso en silencio “te quiero”.

¿Qué pensarías de mí si te dijese que eres algo más desde aquella noche llena de palabras sinceras y caricias bajo las sábanas? Seguramente te reirías, ya que tú no te enamoras, sólo disfrutas del momento sin importante nada el sentimiento… Eres frío por fuera y ardiente y dulce por dentro. Rebosas egocentrismo por fuera y por dentro guardas miles de palabras sinceras y bonitas que no dices en voz alta por aparentar y porque a ti el rollo “cursi” no te va.

Puedes decirme mil y una veces que no eres celoso que no le lo creeré, ya que no dejas que cualquiera se acerque a mí. Puedes seguir así, ocultando lo que sientes, ¡no me importa! Algún día, en alguna de esas llamadas diarias que solemos tener o en alguna de nuestras charlas de horas y horas tanto silencio te jugará una mala pasada y dirás cosas que nunca esperarías decir a una chica, o mejor dicho, a mi.

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