lunes, 10 de octubre de 2011

La experiencia me ha enseñado a no ilusionarme.


Y es que cuando te ilusionas y fallas llegan a destruírte las pequeñas ilusiones que tenías en menos de un segundo. Está mal ilusionarse, pero es peor seguir haciéndolo después de tanto tiempo y tantos golpes.

¿Lo mejor? Es no esperar nada, ni siquiera a que te sorprendan. Lo mejor es no querer a nadie y lo más importante, no aferrarse a nadie ni a nada. No enamorarse ni nada parecido...




2 comentarios: