Pese a todo todavía recuerdo aquella noche y aunque haya pasado demasiado tiempo, pero no el suficiente como para olvidarla, la califico como la noche más increíble y mágica de todas. Lo que tenía que haber sido una noche como otra cualquiera terminó siendo un disparate, pero un disparate maravilloso. Recuerdo como todo el mundo nos observaba chicas, chicos, amigos de confianza que pasaban por allí, amigos de no tanta confianza, conocidos... Nadie nos quitaba el ojo de encima. Nunca me había gustado ser el centro de atención hasta entonces. No me sentía alguien superior pero me sentía feliz y estaba gozando de aquel momento como si fuera el último, aunque algo en mi interior decía que no lo sería. Algunas de las personas que nos observaban se limitaban simplemente a mirar en cambio otras miraban y en cambio cuchicheaban y rumoreaban. No llegué a escuchar todo aquello que decían pero estoy segura de que no tendrán ni idea de lo que hablan, dado que sólo Él y yo sabemos con certeza todo lo que escondía aquel beso.
miércoles, 3 de noviembre de 2010
Vivan las noches de locura y desenfreno y sus consecuencias.
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